Ya has bebido el último sorbo de la copa y no queda más que el agrio sabor en tus labios del licor que tantas veces sació tu sed. No querías terminar la botella. El sabor aun seguía resultando familiar y te habías acostumbrado, hasta el punto de no percibir la aspereza o acidez de los años acumulados pero todo llega a su fin y puedes afirmar que esa añada ha sido muy buena. Excelente cosecha y quedará en tu alma el recuerdo de lo disfrutado con cada uno de los sorbos de ese manjar. No te olvides de eso y enjuágate las lágrimas que la vida no acaba ahí.
Mira hacia adelante y sécate los ojos. Así es muy difícil escribir. Piensa en todo lo que queda por descorchar. En todo ese sabor maravilloso que ha rozado tus labios y que te embriaga tan sólo de pensar en ello. Está claro que ahora no es el momento de eso, pero no niegues que te gusta su sabor y que estás deseando tomar otra copa. Al fin y al cabo, eres afortunado.
Recuerda.